El temor de la liberación
Maritza Garrido Lecca en el "barrio" de San Antonio
Como ya se ha anunciado, Maritza Garrido Lecca, sentenciada a veinticinco años de prisión por terrorismo, saldrá libre el once de setiembre de este año. Irá a vivir en el departamento miraflorino de su madre, junto a ella. Para ser más exactos, el departamento de la madre de Maritza se ubica en el “barrio” –como cómicamente Jaime Bedoya lo designa- de San Antonio. Los vecinos están aterrados y se especula que se recreará el mismo tenso ambiente que suscitó Lori Berenson cuando se instaló también en Miraflores tras ser liberada.
El temor se incrementa al no hallarse ninguna declaración pública de Maritza en la que demuestre arrepentimiento. Ella solo opina que hay que pasar la página: lo que pasó pasó. Los que no vivimos en Miraflores no podemos sentir el mismo temor, pero lo comprendemos.
Aunque el temor sea razonable, lo que me parece muy ingenuo es centrar nuestra atención, fuerzas y sentimientos hacia una sola persona. Como si Maritza sola encarnara el mal y todo estaría bien o volvería a la normalidad cuanto más lejos esté de nosotros, siendo la vecina de nadie, imaginándola en una nueva, interminable y lejana prisión para siempre.
Pero lo más perjudicial de este deseo es la posibilidad de cegarnos ante un problema mucho más actual, radical y peligroso. Citando las conclusiones de la CVR.
“La CVR ha constatado que existió una notoria relación entre situación de pobreza y exclusión social, y probabilidad de ser víctima de la violencia”.
“La CVR ha podido apreciar que, conjuntamente con las brechas socioeconómicas, el proceso de violencia puso de manifiesto la gravedad de las desigualdades de índole étnico-cultural que aún prevalecen en el país”.
“La CVR ha constatado que la tragedia que sufrieron las poblaciones del Perú rural, andino y selvático, quechua y asháninka, campesino, pobre y poco educado, no fue sentida ni asumida como propia por el resto del país; ello delata, a juicio de la CVR, el velado racismo y las actitudes de desprecio subsistentes en la sociedad peruana a casi dos siglos de nacida la República”.
“La CVR ha constatado que la prédica del PCP-SL pudo tener aceptación fugaz, en razón de la incapacidad del estado y de las elites del país para responder a las demandas educativas de una juventud frustrada en sus esfuerzos de movilidad social y de aspiración de progreso”.
Ojalá este temor justificado y en incremento en el barrio de San Antonio –y en otras partes conforme se liberen más ex senderistas- también generase estrategias para mitigar las diferencias sociales, económicas, políticas y culturales de nuestro país. Ojalá.