Durante semanas, los disminuidos defensores del fujimorismo se han paseado por algunos medios de comunicación intentando despertar temores en la población por una posible crisis nacional en ciernes, causada –nos dicen- por una supuesta guerra del Ejecutivo contra Fuerza Popular. Y porque causar miedo no es suficiente para ellos, ahora quieren provocarnos pavor. Por ello, el último artilugio sacado de la manga por los heraldos de esta bancada es afirmar hasta el hartazgo que la supuesta confrontación entre estos poderes, incitada y encabezada, por supuesto, por el presidente Vizcarra, solo iría en beneficio de discursos radicales de personajes tan nocivos como Antauro Humala.  

Felizmente, desde diferentes frentes, se está combatiendo esta patraña. Personajes políticos y periodistas de posiciones tan disímiles, como Luis Solari -que desarmó en un pequeño debate televisivo al fundador del portal El Montonero, Víctor Andrés Ponce- y como Rosa María Palacios en su artículo de hoy en La República, están poniendo en evidencia estas mentiras, cuya única finalidad es distraer la atención pública de la descomposición y las corruptelas de Fuerza Popular que hasta se están televisando en su totalidad en estos días.

Entre las muchas barbaridades que le escuché difundir en medios a Ponce y que se relacionaría con la potencial aparición política de Antauro Humala en las futuras elecciones presidenciales, declaró, sin inmutarse siquiera, que la crisis venidera y causada por el actual gobierno es también partidaria, que no hay suplentes para los políticos que actualmente están en la mira de nuestra descompuesta justicia peruana. Creo que hasta para la izquierda sería muy triste pensar que el bastión más fuerte y representativo de la derecha es la bancada de Keiko Fujimori, que sin ella y su agrupación no hay nadie más. Agrupación que, más bien, debería generar todo nuestro rechazo posible, hasta de la derecha, diría yo –como felizmente está sucediendo según las últimas encuestas-, porque, desde su poder en el Congreso, son los responsables de trabar, como las conversaciones de La Botica lo han demostrado, toda acción y reformas propuestas para combatir la corrupción; problema este endémico que perjudica la economía y destruye todo atractivo para las inversiones extranjeras -que tanto preocupa a la derecha- hacia nuestra economía.

Espero pronto que tarde que Ponce y sus colegas se den cuenta, más bien, que favorecer y proteger la impunidad a través de la mantención indirecta de un sistema judicial infecto y de un fiscal de imparcialidad endeble, como lo hace el aprofujimorismo, es lo que posibilita que Antauro se vuelva una opción viable para los votantes, y no todas las acciones que apuntan a fortalecer la lucha contra la corrupción.

Finalmente, es evidente que estas mentiras descaradas para infundir miedo solo reflejan muchísima desesperación. ¿Es esta una señal del fin del fujimorismo?, me pregunto.