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¿Solo los preparados al Congreso?

Publicado: 2020-02-01

Muchos se han quejado, como siempre lo hacemos, de la clase de congresistas que han sido electos en estos últimos comicios de inicios del 2020. Particularmente, han señalado a los futuros congresistas del Frepap. Se les tilda de no tener preparación, de la pobre forma en la que se expresan, de su bajo nivel educativo. Proyectamos que harán poco o nada por su falta de capacidades. Porque los que queremos como representantes en el Congreso son hombres y mujeres preparados que sí sabrían cumplir una labor congresal respetable y eficaz. 

Cuando decimos preparados, me imagino que queremos decir gente con estudios secundarios o superiores en el mejor de los casos; gente con experiencia en la labor para la que ha sido contratada; gente profesional cuyo sueldo vaya acorde con sus capacidades y trabajo.

Entonces, vemos la lista de congresistas y nos llevamos el chasco de que son pocos los hombres y mujeres preparados. Y encima ganan sueldos generosos. Como para renegar una vez más.

En el fondo, sabemos que ser preparados no garantiza nada, pero por lo menos son mejores que los no preparados, ignorantes que no merecen nada, menos el sueldo que ganarían.

Muchos compartimos estas ideas. Pero creo que esta postura peca de confusión y ceguera. No niego que la preparación, como fue descrita líneas arriba, sea importante, pero hay cosas más importantes que no estamos atendiendo al evaluar a un congresista o futuro congresista.

La primera confusión es valorar más los medios que los fines, o confundir los medios por fines. La preparación, en este caso, es el conjunto de herramientas que obedece y se subordina a los objetivos políticos, y no al revés. Si un objetivo político fuera luchar contra la corrupción, entonces las herramientas jurídicas, argumentales, materiales, etc., se subordinarían a alcanzar este objetivo.

Una cosa de suma importancia pero que no se ve o no se quiere ver encima de la preparación es la representatividad como visibilización de grupos ignorados. La representación es la posibilidad de dar presencia y voz a quienes mantenemos al margen. Al fin, le damos la palabra al ‘mudo’. Los representantes serán los encargados de canalizar las necesidades y demandas de sus votantes que tal vez nunca fueron escuchados.

Otra cosa importante es valorar la representación de estos grupos ignorados mediante sus propios miembros integrantes. Porque son estos los que viven y sienten en carne propia sus carencias y problemas. Quiénes mejor que ellos para expresar sus necesidades y demandas en sus propias palabras. Por ello es indispensable alcanzarles las herramientas y los micrófonos a sus voces, pero también acercarnos nosotros con los medios adecuados para hacer el esfuerzo de escucharlos finalmente. 

No son preparados como quisiéramos, pero están preparados para decir su palabra y así hacer política. 


Escrito por

Alexánder Muñoz Ferrer

Ex ingeniero, proyectista, filosofofo


Publicado en

Sociedad filosofofa

Sociedad, política y ética. Sobre todo lo que nos sorprende y también de lo que lamentablemente nos hemos acostumbrado